Cuando se abrieron las puertas del internado sintió un golpe en el pecho. Era la libertad que le estaba golpeando, le estaba recordando su falta durante esos años.
Hacía mucho que había dejado de importar si era culpable o no. No le importaba a la justicia, no le importaba a los de dentro, no tampoco importaba fuera. La realidad es que había pasado la pubertad entre rejas. Todo lo que había aprendido no valía en el exterior. Nada de lo que valía en el exterior lo había aprendido dentro.
Necesitaba trabajar, quería trabajar, no quería volver a estar entre barrotes. ¿Alguien le daría la oportunidad? Seguro que si.
687 - La cascada de "entonces..."
Hace 1 semana
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