... y de repente una luz me cegó. Era un camión que iba en el sentido contrario al mío. En el sentido del futuro, del progreso, de la ilusión.
Yo, al contrario me acercaba al pasado, a lo antiguo, a la tristeza. Era el camino hacia el pueblo de mi padre, de mi abuelo, de mi bisabuelo, de aquellos que hicieron la Reconquista y se fueron quedando por las tierras de España, de Castilla, de La Sagra , de Cobeja.
Hacía un año que no recorría el camino, y aquella vez también distaban 12 meses de la anterior. Toda la tierra llena de huecos, de fabricas, de ladrillos, de humos, de camiones con el oro color tierra que tantos millonarios ha fabricado.
De pequeño iba en fiestas (tercer domingo de Septiembre), en Semana Santa, algún fin de semana de verano, el día de los Santos y en Navidad. Nunca dormíamos, porque la casa no estaba habitable.
Estaba llena de recuerdos para mi padre y mi abuelo y de descubrimientos para nosotros, banderas de falange, documentos de cuando era alcalde, fotos de la abuela, "que pena, hijos, que no os haya conocido" nos decía mi padre, se hacía el silencio y al momento otro descubrimiento, !una boina de mi padre¡. Ahora no vamos, ya no hay casa, no hay recuerdos y la familia ya es lejana.
Era 1 de Noviembre y a las 6 de la tarde ya era de noche. Allí me esperaba el abuelo, en el camposanto, como todos los años para recordarme que en la niñez no te das cuenta de las cosas y en la vejez le das mucha importancia.
Tú estabas enfermo y yo no me despedí. Y cuando la tía vino y dijo, "el abuelo se ha muerto", yo me hice mayor y me di cuenta de las cosas y empecé a darlas importancia, aunque todavía no demasiada…
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1 comentario:
Me ha conmovido el relato.Yo tambien era uno de esos que iban a Cobeja en verano,semana santa,Las Fiestas.Recuerdo a mi pandilla...hace 18 años que no he vuelto,me pregunto que sera de todos ellos.Un saludo
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