La reunión estaba concertada para el lunes a las 12:30 en las instalaciones del C.I.A.s era una reunión importante para el futuro de Mario. Por eso el fin de semana había transcurrido entre el recuerdo de las últimas semanas y el futuro de las siguientes, encarnado en la reunión fijada.
Por eso cuando iba de camino en el helicóptero, que había conseguido alquilar para poder llegar a tiempo, pensó en su futuro, en el futuro próximo, en las siguientes semanas. Serían de mucho trabajo, de mucho estrés, la fase final de aquel proyecto comenzaba. Estaría sin ver, aunque los tuviese delante, a sus hijos, no se podría quitar de la cabeza el proyecto.
Sonó el teléfono, aunque el ruido del aparato no le permitió oírlo. Pero lo sintió en la mano, no se separaba de su iPhone. La comunicación fue breve: - fash asidhf skj ajdsbnjksa . - Ah! ¿que no puede el señor De Andrés? - gdsrfgsdg. - Ah! ¿que no se sabe cuando tendremos la reunión? - fsdfnhfa. - No, no te preocupes, no había salido todavía. - kih adfkmfasdb. - Hablamos, un saludo.
Decidió dejar el proyecto e ir a ver sus hijos. Ya todo había cambiado.
Dentro de unos años sabremos si esto era una foto para la galería, y lo único que han hecho es molestarnos a los que trabajamos allí. O por el contrario es un avance para independizarnos del petróleo, para luego generar la energía con renovables.
Lo de las renovables, además de ser bueno para el futuro es bueno para el presente, por lo menos en España, ya que tenemos sol, viento, mareas y ríos a porrillo, petróleo más bien poco
Nos lo hemos pasado chachi, por la mañana, manchándonos de harina y luego comiendo el trocito de pan en forma de pez. De levadura le he echado menos de un sobre y me he quedado corto. La flor es el regalo de María por el día de la madre.
Así se llama el despacho en el que estamos trabajando. Nos han colocado allí. Para entrar hay que subir unas escaleras tenebrosas, sin mucha luz y parece que entramos a escondidas. Y lo peor es que es una entreplanta del tipo que salía en la película "Cómo ser John Malkovich". De hecho uno de los compañeros tiene que agacharse para pasar de una habitación a otra.
Las recogimos en Septiembre y he estado cambiándolas el agua cada dos semanas, más o menos, se están empezando a poner blandas y siguen amargando. Pero bueno, es la primera vez y de todo se aprende. Las he metido en tarros, las he puesto sal, ajo y orégano.
Ya os contaré la semana que viene. Aunque me ha dicho mi suegra que no hay que cerrarlas, ya veremos.