La reunión estaba concertada para el lunes a las 12:30 en las instalaciones del C.I.A.s era una reunión importante para el futuro de Mario. Por eso el fin de semana había transcurrido entre el recuerdo de las últimas semanas y el futuro de las siguientes, encarnado en la reunión fijada.
Por eso cuando iba de camino en el helicóptero, que había conseguido alquilar para poder llegar a tiempo, pensó en su futuro, en el futuro próximo, en las siguientes semanas. Serían de mucho trabajo, de mucho estrés, la fase final de aquel proyecto comenzaba. Estaría sin ver, aunque los tuviese delante, a sus hijos, no se podría quitar de la cabeza el proyecto.
Sonó el teléfono, aunque el ruido del aparato no le permitió oírlo. Pero lo sintió en la mano, no se separaba de su iPhone. La comunicación fue breve:
- fash asidhf skj ajdsbnjksa .
- Ah! ¿que no puede el señor De Andrés?
- gdsrfgsdg.
- Ah! ¿que no se sabe cuando tendremos la reunión?
- fsdfnhfa.
- No, no te preocupes, no había salido todavía.
- kih adfkmfasdb.
- Hablamos, un saludo.
Decidió dejar el proyecto e ir a ver sus hijos. Ya todo había cambiado.
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