Cuando Rebe nos contó que le habían robado el abrigo, ese abrigo chulísimo, rojo, suave, elegante, todos nos quedamos atónitos. No es normal que te desaparezca un abrigo en un bar, estaba claro que se lo habían llevado a propósito.
Pero aun más sorprendente fue el día que vimos aparecer en el trabajo a Toñi con un abrigo igual que el que tenía Rebe. Seguía siendo chulísimo, rojo, suave, elegante. Nos acercamos a ella y a JuanMa le pareció ver aquella mancha de café que se había hecho en la cena de Navidad.
Esta chica no tenía vergüenza, había robado a su compañera su mejor abrigo y encima venía al trabajo alardeando.
A las pocas semanas Rebe pidió el traslado y nada volvió a ser igual.
1 comentario:
Anónimo
dijo...
Genial! acabo de ver el relato... está claro que tenía que ser Toñi la que me robó el abrigo, no hay más que ver cómo lo mira y remira cada mañana ;-)
1 comentario:
Genial! acabo de ver el relato... está claro que tenía que ser Toñi la que me robó el abrigo, no hay más que ver cómo lo mira y remira cada mañana ;-)
La Rebe
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