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La hora del compadreo

Cuando desarrollas algún proyecto para cualquier administración pública, llega un momento en el que hay que demostrar a esa administración que el trabajo está hecho. Hay un personaje de la administración que tiene que verificar que lo que se pedía corresponde con lo que se ha hecho. Suele ser un personaje gris, trabaja en un cuartito oscuro, no tiene amigos dentro de esa administración, para no dejarse influenciar. No es influenciable, es incorropible, es insobornable.
Estos grises son los buenos, que aunque te lo hacen pasar mal, te dan un poco de confianza en la administración pública.
Los malos son esos con gomina, gafas de sol, y una sonrisa malévola tipo Camps. Te guiñan un ojo cada vez que hablan, y parece que cada guiño con diez mil. Es el momento del compadreo. De estos últimos hay pocos, pero yo no los quiero ni ver.

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