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Enterrador

Valeriano, el bisabuelo de María ha dejado de respirar a los noventa y tantos, los últimos momentos los ha pasado tranquilo, en la cama y con sus hijos cerca. Buena muerte.

Le hemos enterrado el Viernes. Digo "hemos", porque en La Pesga siguen haciendo estas cosas los del pueblo y allegados, los únicos profesionales son el enterrador y el que lleva el coche, pero el ataúd lo llevan los familiares, y lo meten en el nicho.

En muchos casos el nicho no es un agujero en el suelo, es un hueco en la pared. Una vez introducido el ataud en el hueco, hay que taparlo. Se podrían tener preparado los ladrillos, pero no, hay que partirlos en el momento. Se podría tener el cemento preparado, pero no hay que hacerlo en el momento. Se podría tardar poco, pero no, es mejor tardar 45 minutos en tapar el agujerito. Los familiares mirando, sufriendo. Dan ganas de ayudar, de decirle, deja que ya lo hago yo.

En ya sabemos que Felini no inventaba, enseñaba la realidad y la realidad italiana en muchos casos es parecida a la española.

El enterrador, debe ser alguien rápido de reflejos, ágil, educado. Pero yo creo que lo que es, en realidad, es el mas torpe, el menos listo, el que no puede encontrar otro trabajo. Es un trabajo triste.

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